Debo decir que la verdad es que es muy cierto que “todo lo malo tiene algo de bueno y todo lo bueno tiene algo de malo”, porque desde acá, desde el aislamiento, en “modo cuarentena”, ahora todos tenemos tiempo. Si, el bendito y codiciado tiempo; tiempo de pensar, tiempo de hablar con nuestros hijos y con la familia, tiempo de leer, tiempo para aprender a cocinar y hasta tiempo para aburrirse (un tiempo que no recordaba desde la infancia).
Al principio me sentía un león enjaulado, con el transcurso de los días, cuando ya había cocinado dos o tres menús diferentes, después de llevar el conteo de los infectados minuto a minuto por día, después de leer desde profecías bíblicas hasta Buddha, cuando había hecho las rutinas de ejercicios, yo jugaba juegos, compartido películas en Netflix con mi hijo… vino la pregunta: ¿Cómo hacer de este tiempo un tiempo productivo? ¿Qué es productividad en los tiempos de covid-19? Y la respuesta es que no lo sé con exactitud.
Lo que puedo decirles es que pensar en el futuro se hace casi una necesidad esperanzadora que se vuelve una convicción de que todo esto va a pasar, y es mejor si el confinamiento nos sirve para acomodar ideas y proyectos pensando en el mañana. Al igual que la película el día después… llegará ese día después de la pandemia y la vida seguirá girando. ¿Con algunos cambios? No tengo dudas. Hacia adelante con nuevos patrones y paradigmas.
Como la economía que avanzará hacia nuevos modelos y hasta un reordenamiento a nivel mundial. Por el momento, hemos descubierto parece, al fin, el teletrabajo, el home office y las oficinas virtuales. Y digo “descubierto” porque en real estate, en los bienes raíces comenzó un ámbito de desarrollo after hour, acelerado, de atención de ventas, alquileres, contratos online. Tuvimos que incorporar las teleconferencias, las videollamadas, los videos en tiempo real.
La tecnología nos acompaña y aprendimos que, con una laptop, un Whatsapp, un Instagram y otras redes sociales, podemos seguir en contacto, podemos seguir proyectando a la distancia.
Pudimos poner la tecnología a nuestro servicio y se abren interrogantes ¿seremos los inmobiliarios los autores de nuevos neologismos como el telealquiler, como el teleinmueble? ¿Podremos llegar al punto que comprar un inmueble sea cargarlo en el carrito de compras?
Todos interrogantes que aún están por responderse. No lo sabemos, sólo somos conscientes de que la vida nos sorprende y nos adaptamos. Que no tenemos todas las respuestas, que las vamos descubriendo paso a paso. Que no hay argentino que no desee, en este momento, que todo esto quede atrás y volvamos a la normalidad. Pero, lamento decirles que esa es otra certeza, ¿qué será la normalidad? Está por descubrirse, pero algo nuevo esta llegando.
Quién hubiese imaginado, hace un mes, atrás que cerrar una venta por videollamada mientras nuestros clientes están almorzando en familia iba a ser posible. Lejos de pensarse como una locura, les digo que otorga calidez y realidad a un momento importante como la decisión de una inversión inmobiliaria. Y quién pensaría que, en medio de una pandemia, la gente sigue proyectando futuro. Bueno, es así, la vida se abre paso a todo; y de eso se trata, de saber que hay un futuro. Eso intento transmitirles, podemos esperar en la desesperación o esperar en la acción, en la acción de quien sigue internamente moviéndose hacia adelante.
Y me voy a robar una frase de Tomas Fuller: “la audacia en los negocios es lo primero, lo segundo y lo tercero”
En los tiempos de la pandemia, de Instagram, de Twitter, de la hipnosis mediática, nada reemplaza esos instantes, por lo menos en nuestro rubro, en que cerramos los ojos y nos vemos viviendo el momento inigualable, esa sensación de tener en tus manos la llave de la puerta de tus proyectos. No hay sensación más linda para un vendedor de inmuebles que la que genera el abrazo luego de ayudar a un cliente a conseguir lo que buscaba; esa sensación de saber que uno se ha comprometido y ha sido parte de un proceso de acompañamiento hacia una meta.
Es tiempo de investigar, de analizar, de meditar, de proyectar, y tenés un mundo de oportunidades a tan sólo un click de distancia de tu celular. Esas oportunidades han estado, están y estarán siempre, sólo hay que animarse a mirarlas, enamorarse y tomarlas.
Lic. Karina Cavallero